LECCIONES VERANIEGAS (sin examen, por ahora…)
Todo fluye, todo cambia, nada permanece… al decir de Heráclito, y aunque me propuse parar el tiempo desentendiéndome de todo o de casi todo a lo largo y ancho de este abrasador verano, admito que no he podido. Será que mi piel, aunque arrugada, no tiene aún suficientes conchas de galápago y mis ojos, si bien un tanto cansados, no dejan de mirar con curiosidad a su alrededor…
Y se rebelan ante la indignante imagen de tantos jóvenes que buscan un primer trabajo con el que empezar a construir un futuro y al acabar el día sólo tienen una mueca de sonrisa congelada en su rostro; o la de tantos otros que, aun trabajando, no ven el día de poder abandonar el hogar paterno e independizarse, en un país semivacío donde no es tierra precisamente lo que falta. Parece que los ladrillos vienen tatuados con las siglas de la usura y de la indiferencia institucional …
Ojos que dibujan en el aire un inmenso signo de interrogación al ver incontables multitudes desplazadas, abandonando sus hogares en busca de un mañana digno, entre hueros discursos megalómanos de dirigentes que no explican por qué su futuro navega a merced de manipuladoras y mafiosas olas… y no parecen estar dispuestos a mover un dedo contra los poderosos señores que, en la sombra, sus riquezas esquilman e, impunemente, saquean…
Y contemplan horrorizados, impotentes, desde la kilométrica retención, entre sonidos angustiosos de sirena y manos que se afanan por mantener el último aliento, cómo el insaciable dios de la carretera despedaza cuerpos y arrebata vidas, sin importarle la edad o condición, permanente tributo de sangre humana, dejando a su alrededor lágrimas y dolor, desgarradores gritos de desesperación…
Ojos que maldicen la banalización del amor y la apropiación de la pareja, poder y dominio manifestados en el control de movimientos que coartan la libertad; continúa, luego, imponiendo sus enfermizos celos posesivos y acaba en horrible tragedia anunciada, que se repite una y otra vez, - a pesar del uso interesado de tanta pancarta - lo que mucho antes ya era una muerte afectiva, puro egoísmo, nada que ver con el amor de verdad…
Y denuncian tanta información enmarañada, incontables medias verdades que suman mentiras completas con apariencia de certeza y rigor, haciendo realidad la enigmática frase evangélica “para que viendo no vean y oyendo no entiendan”. La manipulación al servicio siempre del gran juego de intereses en el que se mueve el poder, el eufemismo siempre en boca como carta de presentación de la soberbia dominante…
Ojos que miran con simpatía no disimulada la valentía con la que algunos jóvenes, en el otro extremo de este majestuoso y maltratado planeta, salen a la calle para preservar su futuro en libertad, conscientes de que lo que no se defiende se pierde, causas justas en letras de ley impresas y que, al parecer, hay que reescribir, cada cierto tiempo, con sangre…
Estas son sólo algunas de las “lecciones” o temas con los que me he topado este verano y aún no estoy preparado para el examen, septiembre ya en plena vorágine. Hay muchos flecos sueltos y aunque las preguntas son fáciles, las respuestas no son nada sencillas. Estoy seguro de que tú tampoco has podido cerrar los ojos ante el gran teatro del mundo y, tal vez, quieras compartir tu nueva forma de interpretarlo – aunque sea con signo de interrogación - cuando llegue el momento. Hazlo, aprenderemos todos, que falta nos hace…
Es tanta la miseria pisoteada por la opulencia, tanta la mentira que envuelve a la verdad, tanta la arrogancia que desprecia la honradez, tanta la violencia que se ensaña con la bondad, tanta la sangre derramada por la ambición, tanto el egoísmo ciego que no ve más allá de la propia satisfacción… que, a veces, me pregunto si, como raza humana, tenemos remedio, el derecho a seguir existiendo. Tal vez, sólo nos salven, como en la porfía bíblica de Abraham ante Yahveh a propósito de Sodoma, el puñado de justos – modernos Lots - que se levantan cada mañana dispuestos a intentar que este mundo en el que vivimos sea un poco mejor, más justo, más hermoso. Si eres uno de ellos ya somos unos pocos más.
José Luis
Septiembre de 2019